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Fue una madrugada cuando Fátima, una madre soltera con 3 hijos, se levantó como de costumbre a revisar a sus hijos. Antes de ir a trabajar pasaba por todas las habitaciones y revisaba a sus hijos. Se dio cuenta que uno de ellos no respiraba, se asustó y encendió la luz, estaba pálido. Decidió llamar a emergencia.
Fue un momento duro para Fátima, ¿Qué había ocurrido? ¿Por qué su hijo estaba así? Estaban todos en el hospital, sus otros hijos lloraban, Fátima trataba de tranquilizarlos, pero su angustia interna era grande. Los médicos aún no salían, no tenía ninguna información.
Al rato salió un médico, la familia estaba en suspenso. Les comunicaba que el niño había muerto. Fátima no lo podía creer, todos lloraban en lamento. Entonces el médico se acercó a la madre y le preguntó qué le había ocurrido a su hijo porque tenía moretones en el cuerpo. El niño había muerto por un golpe fuerte en la cabeza.
Se da parte a la policía
Resulta que los médicos viendo el estado del niño llamaron a la policía presumiendo maltrato físico. Fátima estaba confundida, ¿Ella maltrató a su hijo? Jamás! Eso fue lo que le dijo a la policía. La policía la detuvo y la llevó a la comisaría a ser interrogada. Fátima estaba muy nerviosa, ella no sabía nada, cuando llegó del trabajo su hijo ya dormía.
Sus otros hijos quedaron llorando, la madre de Fátima quedó en cuidarlos mientras Fátima seguía detenida. ¿Qué iba a pasar con ella? Entonces las cosas se complicaron. Estaba en curso un caso de maltrato infantil en contra de ella. Según lo que alegaban las autoridades era que Fátima golpeó al niño y lo mandó a dormir, durante la noche el joven murió producto del golpe en la cabeza.
Un caso complicado
Fátima estaba enfrentando a una situación en la que la acusaban de maltrato y muerte de un infante. Su familia la apoyaban, sus hijos estaban tristes. Pero ella no tenía nada que ver con maltrato, menos con sus hijos. La investigación la afectaban porque había familia de ella que no la apoyaba pensando que sí maltrataba a sus hijos.- Las autoridades estaban encima de ella, interrogándola una y otra vez. Había contratado una abogada porque ya el caso tomó otro tinte. El Estado la acusaba de algo que ella jamás pensaría hacer. Que injusto era todo, así pensaba ella.
El caso da un vuelco
Cuando todo se complicaba, salió a la luz una prueba donde refutaba todas las acusaciones hacia Fátima. Resulta que su hijo jugaba en otra casa, lejos de donde vivía, entonces entraron él y unos amigos a una casa sin permiso para robarle algo. Salieron corriendo con lo que habían robado.
Cuando estaban todos juntos, el niño estaba arrepentido de lo que había hecho, entonces quiso devolver lo que robaron a su dueño. Sin embargo, sus amigos no querían, entonces lo golpearon y lo empujaron hacia una pared donde se golpeó la cabeza.
El niño volvió a su casa y no había nadie, se ducho y se colocó ropa holgada, no quería que nadie supiera lo que ocurrió. Pero al irse a dormir el golpe de la cabeza le afectó y fue lo que le quitó la vida. Fátima fue absuelta de los cargos.
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