Fue una situación lamentable, ver pasar por un secuestro y que de paso sus secuestrados (sus hijos) hayan muerto. Pero todo no iba a quedar ahí, Yelena, una madre soltera se iba a vengar y con ello enseñar que la vida de sus hijos tenía dolientes. No los volvería a ver, pero quedaría satisfecha, su sed de venganza fue más fuerte que considerar la vida de quienes atentaron con sus hijos.
Era una madre soltera, tenía tres hijos
Yelena era una madre soltera, tenía tres hijos y una estabilidad económica envidiable a cualquier mujer que cría a sus hijos sola. Ella le ha dado todo, desde estudios, deportes y vivienda. Para ella sus hijos los son todo, es su impulso a seguir viviendo y ayudar a quien lo necesite.
Tuvo dos matrimonios fallidos, del primero nacieron dos hijos y el último, algo tormentoso tuvo a su pequeña Luisa, la más consentida. Yelena tiene mucho tiempo sin pareja, pero hace poco conoció a un buen hombre, estable, divorciado y trabajador. Sí, el hombre perfecto para que fuera el padre de sus hijos.
- Una vez Yelena llegó a su casa y encontró una nota pegada a su nevera: “tus hijos están secuestrados, debes pagar recompensa”. Su mundo se derrumbó, ¿qué iba hacer? ¿A quién iba a recurrir? En lo único que se le ocurrió fue en llamar a su marido, con el que tenía poco tiempo viviendo.
- De inmediato se apersonó y se enteró de la nota, Yelena lo mantuvo al tanto. Él aconsejó no llamar a la policía y pagar la recompensa. Entonces, una vez que los secuestradores la contactaron le pidieron una suma grande de dinero, ella los logró reunir después de varios días. Les pidió una prueba de vida de sus hijos, entonces enviaron una foto de los niños amarrados y vendados.
- Yelena ya tenía todo el dinero reunido, solo le tocaba esperar que los secuestradores volvieran a contactarla. Pero ocurrió algo, en su espera pasó cerca de la biblioteca de su casa y alcanzó a escuchar una llamada telefónica que atendía su marido. Todo indicaba que él formaba parte del secuestro, pero lo más triste es que al parecer los secuestradores ya habían matado a los niños porque uno de ellos se puso rebelde, Luisa la más pequeña.
- Ella se angustió toda, no lo podía creer, vivía con un enemigo, pero trató de tranquilizarse en medio de la mala noticia. ¿Y ahora qué hago? Decidió seguir adelante con la entrega del dinero, y haciéndole creer a su marido que no sabía nada.
- Se acordó la entrega, pero antes, enfundó un arma entre sus prendas, dijo que no iba a salir de allí sin que vengara la muerte de sus hijos. Así lo hizo, al llegar al sitio, habían dos secuestradores a los que ella le entregó el dinero, mientras contaban sacó su arma y les disparó mortalmente.
Al rato, sale corriendo y se monta en su vehículo directo a la casa, allí encuentra a su marido en la espera de las noticias, entonces Yelena sin pensarlo dos veces descarga toda el arma en él. Cae al suelo y llora desconsoladamente.